Quería haber escrito esta entrada la semana pasada. Quería haberos contado que comienzo mis vacaciones y el blog también. Quería haberme despedido de vosotros, hacer balance y deciros que en septiembre nos volvemos a ver.
Pero el miércoles por la noche, el terrible accidente en Santiago de Compostela me dejó, igual que a todos, en estado de shock e inmersa en una profunda tristeza.
No tenía fuerzas ni ánimos para escribir nada. Cualquier cosa que pudiera escribir me parecía banal y absurda.
Pero la vida sigue. Y supongo que continuar con nuestro cada día, es el mejor homenaje que podemos hacer a todos los familiares y amigos de esta tremenda tragedia.
Nunca olvidaré como aquella noche muchas personas anónimas y buenas, nos dieron una muestra increíble de solidaridad y cariño. Hizo que una vez más me reconciliara con el mundo.
El post de despedida que tenía en la cabeza se reafirmó con más intensidad.
Las vacaciones son para descansar. Para disfrutar sin nervios ni prisas, de la familia y amigos. También son el momento adecuado de ordenar ideas. Vivimos 11 meses corriendo, rodeados de problemas y sin tiempo para pararnos a pensar y analizar las situaciones.
Es necesario tener la calma y paz suficiente para recolocar las ideas en la cabeza y el corazón. Es el momento de relativizar y de poner cada cosa en su sitio. De recordar y valorar que debemos darle importancia solo a aquellas cosas que realmente la tienen.